Desde Roma a Tel Aviv fueron casi 4 horas de viaje, lo cual después de 13 horas de vuelo parecía un juego de niños. Cuando salimos del avión nos quedamos sorprendidos de la belleza del aeropuerto israelí, no era tan grande (pequeñísimo a comparación de otros) pero se veía ordenado y moderno; lo cual hoy en día es muy importante. Una vez frente a migraciones nos percatamos de que no teníamos una Visa para ingresar a este milenario país, ello no era ningún inconveniente porque NO SE REQUIERE DE VISA PARA INGRESAR A ISRAEL, la persona en migraciones te pregunta el motivo del viaje, hace unas cuantas llamadas (a los que nos proveían del servicio turístico me imagino) y te sellan el pasaporte en el momento. No hacen muchas preguntas de fondo, pero si suelen tomarse su tiempo y cuando menos te lo esperas te sellan el pasaporte con un plazo de estadía máximo de 3 meses (en nuestro caso en particular) y ya estás listo para recoger las maletas y encontrar la puerta de salida más cercana.
Luego de recoger las maletas, y agotados por tremendo viaje, cambiamos unos cuantos dólares por la moneda local: SHEKEL, el tipo de cambio oscilaba entre 3.54 a 3.67. A la salida, no podíamos encontrar al bendito guía turístico (supuestamente debería haber estado aguardando por nosotros) así que fuimos rumbo al teléfono más cercano para poder saber cuál era su posición exacta y si iba a venir por nosotros o lo alcanzábamos en el hotel. Pero antes, no podíamos dejar de pasar por alto la calidez y el cariño con el cual la gente recibía a los suyos al regresar a su país, a casi todos los recibían con globos y flores en un grupo de 4 a 10 personas y todos gritaban y se les veía tan contentos, que aparte de enternecernos nos dio nostalgia porque nos hubiera gustado un recibimiento algo más emotivo. Luego miramos al techo y se podían observar varios globos de helio atrapados en él, seguramente de los niños que hicieron que sus padres pagaran USD 20 (increíblemente así cuestan dentro del aeropuerto) para recibir a los viajeros. Un lindo cuadro que se los mostramos a continuación:
Estaba a punto de insertar las monedas dentro del teléfono público cuando veo que me pasan la voz, era nuestro guía turístico quien se había retrasado por el tráfico. Bien o mal ya estaba con nosotros, así que recogimos las maletas y las pusimos en la movilidad asignada para dirigirnos al hotel. Lo primero que nos dijo el guía fue lo sgte: “Tel-Aviv es una ciudad segura: del 100% de lo que dicen afuera sobre Israel el 50% son mentiras y del 50% restante solo creer un 8%”. Por lo que nos contaba ellos se toman muy en serio la seguridad ciudadana, cada vez que entra en un mall o centro comercial te revisan la mochila o cartera (no sentirse ofendidos porque esto lo hacen con todos), a la salida del aeropuerto tienen un personal de seguridad nacional disfrazados de pasajeros y de familiares en la sala de espera. No alcancé a escuchar más porque estaba muy cansado, no quería otra cosa que no sea una cama y una ducha bien caliente; mañana empezábamos con el tour por tierra santa así que solo alcancé a tomar esta foto del cielo de Tel Aviv por la noche:
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